Huracán emocional

Las emociones son una alarma de cómo estamos en el mundo, un indicador de cómo nos desplazamos por la vida en tres aspectos: neurofisiológico, conductual y cognitivo. Esta amalgama nos permite vislumbrar los efectos de las situaciones en nuestro cuerpo, como actuamos y como racionalizamos esto.

Significa que si en alguna situación mi cuerpo se siente invadido, tomará medidas al respecto y esta reacción es tomada de anteriores experiencias porque es lo que ha aprendido. Sin embargo si no tiene anteriores experiencias puede que entre en colapso porque no ha desarrollado habilidades para sobrellevar la situación. Este proceso de adaptación es una odisea cognitiva que nos incita hacer introspección sobre cómo vivimos el mundo las mujeres.

Por qué nos cuesta tanto adaptarnos a la esfera pública y como nos vamos abriendo camino a estas experiencias nuevas. En ningún momento dejamos de ser solamente seres racionales porque somos una maraña de emociones que si bien pueden ser agradables, pasajeras o profundas, también pueden ser desagradables, desastrosas e hirientes.

El cuerpo es sabio y puede indicarnos que no esta tan chido, eso quiere decir que nos hará brotar de infinidad de maneras (síntomas o conductas) lo que el inconsciente ya tiene detectado pero nuestro consciente no lo ha asimilado para poder hacer algo al respecto. Hacer un diagnóstico sobre las emociones es hacer un diagnóstico del contexto. En este sentido me hace reflexionar cuando mis amigos me hablan del éxtasis de las drogas hacen alusión al “olvido, desalojo y superación” de la tristeza, el dolor y la angustia.

Lo que me ha dado claridad para interpretar que en sí están evitando hacer contacto con estas emociones ¡No porque no quieran vivirlas! Sino porque cada vez son más insistentes en ellxs y esto los supera. Sobre todo porque las herramientas cognitivas para abordarlas son escasas. Lo puedo observar cuando ya no tienen el efecto del enervante; regresan a ellxs, pero con una pérdida del sentido de la vida que ya no los deja volver: a ser ellxs y fluir con esa deliciosa sonrisa que inspiraba lucha.

Estas sustancias no solo nos elevan a la apertura de los sentidos, nos abren la puerta al infierno si nuestra cabeza carece de salud mental, si nuestros miedos no han sido cuestionados, resueltos, superados. Esto es una prueba de resiliencia y escribir esto desde mi experiencia me ha dado claridad. No sé si algún día los vaya a recuperar de la escala de marihuana a la piedra, heroína, perico o coca.

No lo sé “a papá noe le gusta la nieve”… es la letra de una canción que para mí no tenía sentido pero para ellxs si. Meterme en este mundo es entrar participativamente al calabozo del letargo; semanas como huracán transformando los espacios con murales, cuadros, tatuajes. Meses en cama recuperando las fuerzas invertidas, los kilos perdidos, las ganas espantadas, sanando las huellas de batalla por que no se siente dolor. Me sorprende observar el proceso pero me ha resultado una aventura desgastante. Pues tras su puesta en escena he pasado de ser la “buena amiga comprensiva” a  ser la mala del cuento.

No me asusta arrastrarte con preguntas hasta tu centro de chicle como si fueras rocaleta, me asusta el mirarte a los ojos y no verte, escuchar tu voz y no reconocerte, tocarte y que no me sientas, estar cerca y estar lejos.

#Pimienta #Almendro