Amar desde la claridad; Crear relaciones amorosas

Crear relaciones amorosas desde el cuidado puede parecer una experiencia inédita. Porque están basadas en el cuidado mutuo, consentimiento, la reciprocidad,  la amabilidad, la autonomía emocional, la horizontalidad y el consenso. Esto da calma. Para ello requerimos responsabilidad sobre nosotras. Lo cual nos facilita encontrar las palabras adecuadas para  relacionarnos amorosamente.

Para ofrecer una relación amorosa desde la calma necesitamos hablar sobre la claridad de lo estamos dispuestas a compartir y crear en un vínculo. Para esto se requieren varias condiciones. Para dar  lugar a la confianza de permitirnos ser  y que las otras personas sean ellas mismas. Así fortalecer la amistad, la intimidad,  la cercanía, la valentía y continua disposición a cuestionarnos las maneras y formas en las que percibimos hasta la vida.

En el esclarecimiento de la relación que se teje poco a poco. Así emerge la magia. Esto va generando momentos óptimos para tocar temas sensibles, que nos permiten reconocernos en lo individual y colectivo.

A veces elegimos las condiciones adecuadas para la intimidad como una cama, un café, un parque, un auto, lo que mejor se nos adecue, lo importante es la comodidad para hablar y escuchar otras veces se van dando las guías para conocernos y contestando varias preguntas como:

* ¿Qué nos gustaría compartir?
* ¿Por qué estamos coincidiendo?
* ¿Qué te gusta de la relación?
* ¿Qué te gusta de mi?
* ¿Qué sientes de la relación?
* ¿Qué piensas de la relación?
* ¿Lo que tenemos es público o privado?
* ¿Nos relacionamos exclusivamente o abiertamente?
* ¿La relación ess solo afecto, sexo o sexoafectiva?
*¿Cómo nos presentaremos ante las demás?
*¿Qué buscamos?
*¿Qué necesidades esperamos cubrir?
*¿Será que la otra persona está dispuesta a eso?

Con estas respuestas se busca aterrizar lo que se quiere cocrear; son los cimientos de un espacio seguro para compartir, para alimentar la responsabilidad emocional y un momento para la intimidad desde el sentipensar.

Tocar estos temas puede abrirnos a un manjar de posibilidades, según la persona y las maneras de abordarlo puede ser el resultado. Es en esas preguntas cuando más me inquieta escuchar porque se conoce el interior de las personas.

Hay ocasiones en las que se sabe si la otra persona quiere un amor compañero o otro tipo de relación, ajeno a lo convencional o tradicional. Aunque esto depende de cómo se interpretan las respuestas. Si es importante saber los conceptos que tenemos de los temas y compartirlos para ir creando el rompecabezas relacional. En una relación le llamamos palabrario y en otra le pusimos diccioamario. Lo cual implicaba decirnos el significado de las palabras para saber qué pensaba cada quien.

Hablar no solo nos lleva a definir en ser o no un noviazgo, una pareja, no no, estamos pensando en tener clara la relación para que los acuerdos puedan mutar. Es decir, que nos gusta, que no nos gusta, que queremos, que no queremos. Además de saber si es una relación de dos, tres, cuatro o más se tenga muy clara la responsabilidad afectiva.

Por qué una relación abierta no significa que sea menos importante o esté al final del escalafón de los compromisos. Por esto existen términos como ética amorosa, ética promiscua, responsabilidad emocional, entre otros. Que llevan a las reflexiones de cuidado en la interacción.

También es válido decir si se quiere o no una etiqueta para la relación, eso no significa que dejemos de tener cercanía y ser honestas. A veces las etiquetas no funcionan o nos gustan, pero se tiene que hablar.

Hay quienes deciden solo asumir y actuar.  Lo cual puede ser cómodo en un inicio, el tiempo puede ir definiendo qué se quiere o las mentes dispuestas a aterrizar. Así el vínculo se vuelve más complejo. En ocasiones con reglas otras sólo con acuerdos. En nosotras está poner pautas o no. No digo que haya algo en absoluto, depende del trato y lo que se quiera compartir la manera en cómo llevar con el diálogo esa claridad o tejido emocional.

Si hay disposición para dialogar al respecto, significa que germinará la reciprocidad del cuidado, la búsqueda de la aventura y la emoción del compromiso. Cuando esto queda definido el cerebro y el corazón estarán tranquilos. Aquí es el punto en qué las hormonas se conjugan con el sentipensar y la cotidianidad se ve como en la hora dorada; un enamoramiento desde el consentimiento de compartir para conocernos mutuamente.

Si no existen condiciones para un amor compañero desde el consentimiento, involucramiento y responsabilidad emocional, lo ideal es que se exprese para evitar experimentar la carencia afectiva o que la otra persona se ilusione creyendo que están buscando lo mismo.

Aterrizar un vínculo no siempre es posible, somos seres complejos en la manera de interpretar los afectos. Por eso también se puede vivir desde la ambigüedad y se sobrevive entre la ambivalencia y los deseos. Otras veces el desapego nos permite disfrutar e intensificar esos encuentros. Es fascinante tener esos tejidos espontáneos que se activan por el placer, la compañía, diversión, lo platónico. Cuando es lo que buscamos vivir.

Pero si no es lo que buscamos, esto puede una tortura, una mala racha que despierte emociones displacenteras que lleven al vacío de la incertidumbre; nos abracen las dudas y se hagan visibles los dobles discursos y lleguemos a sacudirnos la confianza en nosotras. Vamos directo al abismo, nos desconecta de nosotras y nos debilita. No lo recomiendo.

Salir con una persona que no esté dispuesta a comunicar, es una persona que no está disponible emocionalmente para nada; nada a contracorriente de sí misma y esto es cansado. No te arruines por una ilusión de que puede haber un cambio cuando no hay una claridad inicial. La vida no es cuento de hadas. Las personas no son las bestias que cambian con los besos, se aferran, nos aferramos a la nuestra historia de vida hasta que algo ocurre o simplemente aunque ocurra. Todo depende de la resiliencia, no tiene sentido ponernos a prueba, correr el riesgo solo habla de la negligencia hacia nuestro cuidado y esto es una baja de defensas amorosas hacia nosotras. Es mejor no arriesgarse.

Existen personas dispuestas y con esta claridad relacional. Nos encontramos.