Reconocer el cuerpo

Hay días en los que me gusta concebirme como una historia escrita con pausas, puntos, comas… Otros en los que simplemente soy un vaciado mental con letra poco legible y con una pluma de punto fino casi imperceptible a la pupila, trazos finos por la rapidez en la fluye el tiempo, con la que percibo el ritmo de mi existencia y mis caminos energéticos regados por estos lares que compartimos.

El cuerpo es una historia visible que puede ser interpretada con sutileza con un una grotesca manera de ver la vida. Cualquier método de observación que elijamos es importante estar conscientes de que es un filtro que nos permitirá abrir la caja de pandora y que el contenido puede ser sorprendente o reduccionista según la mirada con la que veamos el mundo.

Yo he decidido verme de varias maneras, una que he estado intentando últimamente es la del mapeo del cuerpo partiendo de varias preguntas que me permiten observarme con detenimiento, amor, dulzura y curiosidad:

  • ¿Qué formas tiene mi cuerpo?/ Me observo, dibujo, fotografío, estampo…
    Curiosamente parece que tengo diferentes formas de percibirme con las diversas técnicas. Me gusta ver mi cuerpo desnudo en monocromo, me gusta tocarme con miel, barro y espirulina. Es una sensación deliciosa me permite percibirme con la vista, con el tacto y poder conectar mi mente con mi cuerpo de manea que pueda reconocer algún desequilibrio, tensión, malestar, cicatriz, temperatura, pelos, heridas, costras, suavidad, lo ásperas que pueden ser algunas partes del cuerpo y las curvas que pueden ser insólitas.

Este ejercicio permite dilucidar el estado de mi cuerpo. Hay días en los que noto dolor en mis articulaciones y el ambiente tiene sus particularidades. MI cabeza esta en otro mundo y las preocupaciones giran alrededor de aspectos que no puedo controlar, soltar y simplemente vivir parece que es un aspecto complejo. Pero con tanto privilegio podría estar aprovechando ese exceso de energía en crear una obra de arte 😀 Por supuesto que ahora no se cual jajaja.

Sentirme, tener un momento para dibujar mi cuerpo en la oscuridad, tener un tiempo para mi y reconocer mis vibraciones, estímulos, tacto, es un placer porque usualmente sentimos el cuerpo a partir del dolor pero ser conscientes y sentirnos con placer es algo que he estado practicando por autocuidado.

A veces me pregunto porque no se normaliza el autoerotismo; espejo grande, miel sabrosa, diversos grabados que nos recuerden o despierten sensaciones vibratorias únicas. Tener un glosario de placeres puede ser una tarea agradable para diversificar nuestros pasatiempos.

¡Que la ricura de la personalización de las coreografías tactiles sean un hábito!
¡Qué las conexiones neuronales de nuestros dedos hagan alusión a sentirnos con nuestras huellas!

🙂 Algo curioso que he hecho es que cuando me siento nerviosa o intimidada en las reuniones, suelo acariciarme la pierna de tal manera que algo se despierta en mi nuca y me desinhibe esa sensación de opresión. Pronto me posiciono con esa mirada infernal y puedo procesar la información de tal forma que no se me escapa ni una coma. Estos códigos conmigo para canalizar la energía y activar mis medidas de sobrevivencia han sido útiles en diversas circunstancias, es como tomarme un vasito de adrenalina 😀 como un wafle de hormonas jajaja.

La sabiduría del cuerpo es un camino que se recorre con más de un par de tenis, para estar preparada para las montañas llenas de biodiversidad. Aunque no siempre traemos tenis y sentir el suelo puede ser una experiencia paralizante incluso un momento de yoga facial en el que podamos descubrir que implica que nuestros pies toquen tierra.
Pero es algo mágico. Por que nos permite reconocer texturas y temperaturas vivas, en las que se activan nervios no antes sentidos jajaja.

El confort del algodón