Fantasmas en la Urbe.

¿De dónde brota el entusiasmo de vivir en la ciudad del despojo?

Parece que el cemento nos arranca toda conexión con la tierra,
nos eleva los pensamientos hacia la cumbre del consumo,
nos deja paralizados los sueños y nos cobija con fibras frías de insatisfacción.

¿Quienes somos para cuestionar tal destino?

¿Somos lxs dormidxs o lxs despiertxs?

¿Solo somos?

Ante la desconexión y la carencia de afectos ¿Quién quiere escuchar?
¿Quieres un abrazo eterno?
¿Quieres un covertor caliente?
¿Se te antoja un café de olla con piloncillo y canela?
Acaso… ¿Acaso quieres que te toque el ocaso para descansar de la luminiscente y fría esencia diurna?
¿Qué necesita ese esqueleto? que se siente como si no tuviera carne, por el invierno emocional.

Necesita amor, afecto, ese calor incendiario que solo se da en manada.
Que nos recorre las fibras energéticas hasta activar las chispas de entusiasmo que merece vivir.
Necesita palabras de aliento que nos hagan sentir cobijados por las miradas, los afectos y las palabras.
Un susurro de esperanza que nos invite al contacto, que nos permita intimar en un saludo, en un abrazo.

Eso necestamos; en esta hambruna de afectos lo que se quiere comer no es material, sino lo intangible,
Aquello que nos llena el corazón y con ello el estómago. Es un suspiro saberse queridx, acompañadx, en manada.

Para sentirnos así necesitamos tejernos,
encontrarnos antes de tejernos,
sabernos antes de encontrarnos,
reconocernos antes de sabernos,
un juego de dinámicas que parecen dinamitas emocionales, donde los ojos nos brillan, pero el corazón no termina
de asomarse a ese valle de rayos de sol. Para el corazón caminar en medio de un solar puede ser un desliz,

¿Que nos lleva a ese solar?

Romper el concreto afectivo
Hacer amigxs
Acercarnos
Besarnos
Abrazarnos
Romper los limites que nos condicionan, jerarquizan y controlan los afectos. En otras palabras el policultivo amoroso.

¡¡¡¡Romper con el monocultivo de los afectos!!!! ¡¡¡No más hibridos que se sientan rígidos al abrazarnos!!!
El calor de los abrazos es lo que da sabor al contacto, sin son que nos alimente, no podremos dar calidez.

Se sabe que las plantas son maestras, dejemos que nos acompañen en esa transición y que este invierno emocional
se reciba con aprendizaje. Cultivar nuestra ciclicidad es parte de los regalos que nos da la vida para aprender
a existir, coevolucionar, disfrutar y emanciparnos.

Toronjil para transitar la tristeza…
Ajenjo o estafiate para el enojo…
Romero para la alegría…
Albahaca para el asco…
Cedrón para el miedo…