Relaciones salvavidas

Las relaciones salvavidas…
¿Cuantas veces anestesiamos al corazón con una relación?
Éstas no surgen espontáneamente, nosotras le damos lugar para evitar el dolor que se siente la pérdida o separación tras una relación larga.
Lucí me decía que son como un bálsamo para el corazón y es verdad nos ayudan a reconocer y activar las neuronas de los afectos. Pero son un autoengaño, porque nos sedamos con el cóctel hormonal que nos ofrece nuestro cuerpo, como si viviera una aventura de resiliencia y de esa manera no vivir la «abstinencia amorosa» el arrebato de la separación y con ello aletargar las responsabilidades emocionales que nos llevan a sentir en ocasiones culpa, tristeza o enojo…
Ilustración Ekolibri IA
Ante la tempestad del duelo nos sirve un salvavidas.
El salvavidas es poco a comparación de la necesidad que tenemos de echar andar nuestro cuerpo para llegar a un lugar seguro.

Ahora que me dejo sentir los duelos de mis relaciones,
Que el tema del amor es una constante entre los círculos de amigas, puedo percibir como me relacionaba y como quiero relacionarme ahora. Ésto me llevo a descubrir la necesidad emocional que llenaban en mi los «vínculos amorosos» y elegir llenar esos «vacíos» yo mismo y no responsabilizar a las demás personas. Lo cuál se siente liberador aún cuando las decepciones emerjan y el corazón vuelva a sentirse desilusionado por los acercamientos con personas que si bien tiene desarrolladas muchas inteligencias para sobrevivir en el sistema, de las mas importantes y que tienen que ver con el afecto; están atrofiadas.
Duele, duele mucho porque les podemos amar,
Duele porque podemos ser criticas y reflexionar que es una manera de controlar nuestros abismos y radioactividad pero que solo contiene no deja fluir para hacer catarsis y decidir hacer eso puede llevar una gran crisis.
Entonces me he preguntado que sería de nosotras sin una relación salvavidas, una relación que no anestesie nuestros duelos, que no alimente el ego, que no salve en momentos de derrota y nos deje vivir nuestra guerra interna, nuestra guerra de los afectos internos, que nos deje hacer un corte o un informe minucioso de nuestra responsabilidad amorosa hacia nosotras y otras ¿Moriríamos?.
Seguramente si,
Porque muere nuestra personalidad que se ha adaptado a ese otre ser, pero seriamos nosotras; esa adaptación espontánea para embonar en los menesteres de la compatibilidad amorosa ¡La droga del siempre!.
Lo ideal es no tener esa adaptación amorosa pero si siempre andamos mutando como camaleones para encajar en las redes de las relaciones amorosas, nuestro cuerpo terminará siendo un frankenstein y cada separación intentaremos cosernos, prepararnos y con la *relación salvavidas* evitaremos eso porque duele.
Aveces no tenemos el *Kit de cuidado* y andamos pidiendo hilo, la aguja; nadie nos enseño a hilvanar nuestras escrituras internas con las externas, a relacionar el amor con la política del cuerpo, a conjugar nuestros estados emocionales con las relaciones, a resarcir nuestros efectos al corazón de nosotras y otras.
¡Una clase de costura por favor!
Me gritaba por las mañanas en días soleados…
Luego me encontré con mis amigas y creamos Antimusas.
Entonces todas llevamos aguja, tela, amor y mucha reflexión con llanto. Entre todas nos hilvanamos esos dolores que en lo individual «no tenían solución» pero en lo colectivo ¡Si!.
Estas no son relaciones momentáneas y salvavidas superfluas, estás son relaciones que nos ayudan a sanar para salvarnos a nosotras, entre nosotras. No hay un rompimiento, no hay una idealización, se viven desde la autonomía emocional y el diálogo.