Felices para siempre

Sentir la felicidad, la plenitud implica actos de responsabilidad con nosotras.
Cuando elegimos tejer nuestras vidas por instantes, sentimientos, emociones,
risas, conocimientos, saberes, miedos, sorpresas; vivimos un caleidoscopio que nos invita a compartir nuestro huerto interno, acrecentarlo, regarlo, cuidarlo, alimentarlo, verlo crecer… Cosechar y disfrutar de esa ciclicidad.

Existen momentos en los que nos desenraizamos de la otra persona y es un procoso doloroso; la raíz no sale completa, algunas fibras se aferran a la raíz de la otra persona y nos vamos separando poco a poco.
En ocasiones sentimos un estirón cruel, álgido, prolongado, corto…depende de tantas condiciones.

 

Esta imagen la cree pensando en la mudanza emocional que implica las separaciones,
cada quien con sus plantas, con sus mecanismos de defensa ante la separación,
con la tristeza de ver otra vez nuestro huerto sin aquellas plantas que ya habían echado raíz juntas.

Punto de partida
Las despedidas