Transición

Hace unos años estuvimos remodelando la gaticueva para que quedara super chida…
Teníamos un huerto enorme y más de 700 plantitas en esa azotea 🙂. Esa época fue el inicio de la eclosión, me esmere en abrir la caja de Pandora y resulta que había un diario con acertijos y jeroglíficos que difícilmente se entendían en este lenguaje humano, todo tenía infinidad de notas al pie de página.
La transición si fue devastadora porque reconocí partes de mi que no hubiera tocaba jamás sin tomar valor para acercarme y tocar la sombra. Incluso luchar con mis propios prejuicios sobre el viaje que decidí emprender.
Tras varios años como errante de mi propio cuerpo un día me encontré 🙂 me desperté tan ligera y feliz que la vida se veía con tonos distintos, los sabores y aromas de la comida regresaron a mi.
Empecé a observar que ya era otro huerto, otras plantas, otras macetas, otra tierra, otra vida…
Todo distinto y esto gracias a la soledad de estar conmigo, de abrirme a la vida, de elegir la poesía de la fotografía y el paso.
Decidí elegirme a mí 🙂 y comencé varios pasatiempos: crear lo que se ocurriera, el barro, dibujar, cantar, viajar, escribir, imaginar y estar conmigo como una manera de maternarme.
Es una experiencia inédita 🙂 porqué elegir implica ir vs las expectativas de otrxs y de nosotras. Pero cuando es para traer paz 🙂 es importante escucharnos con detenimiento.
El amor propio como lo dibujan la sociedad no es algo individual es un proceso colectivo y elegir compartir-nos con quienes nos aprecian, conocen, aman y cuidan es un acto político que permite sostenernos. Gracias a quienes están conmigo y han compartido la vida 🙂, la metamorfosis va madurando y si bien no me salen las alitas todavía 🙂 ya al menos estoy dentro de la crisálida, gracias a su cariño