El despojo de mi territorio

¿Qué me convirtió en defensora del territorio?

El dolor…
La tristeza…
La rabia…
La esperanza por transgredir el imaginario social de que «tiene que ser así» por que el sistema capital lo decide.

Eso me llevo a impulsar la ideología política de cuidado del cuerpo a partir de la creación, cuidado y amor por los huertos comunitarios. Ha esto me dedique 12 años, cuidar la tierra, reconocerme como defensora me llevo a un quiebre y sentía en mis hombros una carga inmensa. De pronto la responsabilidad de rebaso, se complico y todo fue devastador.

Me duele las tierras donde nací, me duele como avanza el crimen organizado y con ello el despojo del territorio:

  • El aumento de la depredación de los paisajes silvestres
  • La pérdida de biodiversidad
  • El letargo de nuestros cuerpos por la ausencia de aguas salvajes que nos hagan existir
  • El aislamiento social por el activismo…

Entre otros temas, observaciones y vivencias. Ésto y más me genero un colapso, esto me llevo a tomar pausa…

La carga emocional era evidente además de el cansancio continuo, las ganas de llorar diariamente, el dolor del cuerpo, los desordenes hormonales, la caída del cabello, el dolor de garganta, la mirada frágil, nervios ásperos, el cuerpo disociado, mis emociones y pensamientos cada uno por un rumbo distinto.

Este colapso me pedía a gritos un descanso, un refugio, atención, amor y atención.

Para crear esto fue necesario parar, detenerme, rescatarme… Darme un tiempo para sacar todo ese dolor, enojo, rabia, tristeza y ver lo oculto aquello que me habitaba en la invisibilidad de mi soledad.

El primero paso:
Aceptar que ya no quería vivir así en ese dolor, hipersensibilidad y vulneración.

Segundo paso:
Renunciar a la autoexigencia…

TEMA PARA OTRO TEXTO…