Nuestras piezas

Somos un rompecabezas que se va aclarando con el pasar de los años, cada experiencia nos integra…

A veces las piezas que intentamos incorporar no van en el lugar que se necesitan, queremos juntarlas, nos aferramos aunque no embonen incluso aunque estén al revés.

Es por ello que he notado como he tomado muchas piezas que ya no van con el estilo de vida que quiero seguir. Antes cualquier conocimiento podía ser parte de mi cabeza pero ahora siento que necesito un descanso del mundo de las ideas y elegir con mayor certeza que quiero integrar en este cuerpo.

Me acorde del comentario «Noto una dispersión entre tus hobbies, trabajo y voluntariados» sin duda, me he dedicado a una diversidad de cosas que me ha permitido sostener mi proceso creativo de diversas maneras. Ahora quiero paz y estar conmigo, confiar en mi… confiar en que haré mejor las cosas de una manera distinta. Quizás me lleve más tiempo pero quiero hacerlo.

Para lograrlo lleva compromiso e inmiscuirme en el abismo de los limites y toma decisiones de soltar esas dinámicas que solo alimentan las maneras arraigadas al miedo.

Ahora lo veo más claro, el dedicarme a mi, descansar, fluir, darme tiempo para leerme, descubrirme y ser ha sido algo que me alimenta. Alo que me llena y que por eso verme con detenimiento me va llenando de una forma inexplorada.

Esto podría decirse que se siente como un corazón que galopa, pero no, es un asombro total por el mundo en el que me he habitado y desde el cual he descansado en el confort y abducción de los vicios mentales que me ha dejado un contexto lleno de violencia.

Darme tiempo para detenerme, sanar y administrar mis bienes naturales, emocionales, financieros, etc. ha sido un reto pero veo por fin una recompensa y es este cuerpo que vive la calma de ser.

Jamás había disfrutado de un helado con tranquilidad, una comida, una película, un paseo, esto se siente muy bien y cada día quiero hacerlo conmigo, llevarme a mi a esa montaña para disfrutar del atardecer de estar contemplando mis pensamientos de satisfacción por esas decisiones que voy tomando.

Lleva tiempo separarse de «lxs amigxs» que siempre me llevan al caos con sus actitudes o formas estancadas de existir «los focos rojos» diría la psicóloga Yera, focos rojos porque activa en mi esa sensación de defensa pero que poco a poco al no estar expuesta me siento más fuerte, tranquila y con ganas de vivirme de otra forma.

He dejado la mayoría de los espacios sumergidos en el caos, en la incertidumbre autoexplotadora y llena de carencias afectivas para darme un tiempo de abrazar a mi familia, a mis amigas, amigos y conocidas/os que han estado para mi en momentos de catarsis.

Ahora que estoy más tranquila, digo gracias por estar aquí en este cuerpo.